semana del matrimonio gay
demás está decir que es EL tema de la semana. Este es el texto que armé para preceder a la agenda de posibles entrevistados sobre el tema. La idea era dejar más o menos en claro por dónde pasa la discusión y la reacción de la iglesia:
El miércoles 14, en el recinto del Senado nacional, se discutirán los dictámenes referidos al matrimonio gay: aprobar o rechazar el proyecto que ya recibió media sanción en Diputados y que consagra la igualdad de derechos en el matrimonio; y el de unión civil, la única concesión que los sectores conservadores pretenden otorgar ante tanto agitamiento del debate. Cabe una aclaración: la figura de unión civil, que es presentada ante la opinión pública como una opción "intermedia", es privativa de los principales efectos del matrimonio tanto en lo referido a cuestiones patrimoniales, previsionales y de protección de los hijos de la pareja; como prohibitiva de la adopción y la fertilización asistida.
Un día antes, el martes 13, la iglesia católica, en la voz del cardenal Bergoglio, llamó a una marcha frente al Congreso. Invocando un derecho natural y bajo el lema "Queremos mamá y papá para nuestros hijos", las invitaciones fueron estrictamente enviadas por el episcopado a escuelas católicas, párrocos, rectores y capellanes de iglesias.
Horacio Verbitsky, en su nota publicada ayer en Página/12 ("La inquisición"), refiere: "El matrimonio es la institución civil fundamental para el desarrollo de la personalidad y la protección de los derechos humanos de sus integrantes y no resulta admisible excluir a nadie de esos beneficios en razón de su orientación sexual, dado que de ello dependen los derechos previsionales, laborales, patrimoniales y sucesorios. Si además de los contrayentes se considera a los niños, están en juego los derechos a la adopción conjunta, a la adopción del hijo del cónyuge, huérfano de padre o madre; a recibir visitas, al usufructo conjunto de los bienes, para proteger a las niñas y los niños. Los principios de igualdad e igual protección ante la ley y de no discriminación contenidos en esos tratados internacionales han sido considerados fundamentales por la Comisión y por la Corte Interamericana ya que sobre ellos “descansa todo el andamiaje jurídico del orden público nacional e internacional”. Según la Corte, estos principios obligan a los Estados a eliminar de su legislación cualquier disposición discriminatoria. La Comisión sostiene que todas las personas tienen los mismos derechos y deberes sin distinción de sexo. Sólo es admisible alguna restricción si puede fundamentarse en una necesidad social imperiosa y si satisface “un interés público imperativo” de una sociedad democrática. La jerarquía católica pretende que esa institucionalidad supranacional, que la Constitución ha convertido en ley suprema, se subordine a sus propias reglas dictadas por el obispo de Roma."
Estamos ante una oportunidad histórica: consagrar el acceso igualitario a los derechos civiles por parte de la comunidad homosexual. En cambio, si el oscurantismo triunfa, el proyecto del matrimonio gay no podrá volver a ser tratado parlamentariamente hasta dentro de un año. En definitiva, el miércoles se resuelve esta lucha de poder iglesia vs. progreso.
Un día antes, el martes 13, la iglesia católica, en la voz del cardenal Bergoglio, llamó a una marcha frente al Congreso. Invocando un derecho natural y bajo el lema "Queremos mamá y papá para nuestros hijos", las invitaciones fueron estrictamente enviadas por el episcopado a escuelas católicas, párrocos, rectores y capellanes de iglesias.
Horacio Verbitsky, en su nota publicada ayer en Página/12 ("La inquisición"), refiere: "El matrimonio es la institución civil fundamental para el desarrollo de la personalidad y la protección de los derechos humanos de sus integrantes y no resulta admisible excluir a nadie de esos beneficios en razón de su orientación sexual, dado que de ello dependen los derechos previsionales, laborales, patrimoniales y sucesorios. Si además de los contrayentes se considera a los niños, están en juego los derechos a la adopción conjunta, a la adopción del hijo del cónyuge, huérfano de padre o madre; a recibir visitas, al usufructo conjunto de los bienes, para proteger a las niñas y los niños. Los principios de igualdad e igual protección ante la ley y de no discriminación contenidos en esos tratados internacionales han sido considerados fundamentales por la Comisión y por la Corte Interamericana ya que sobre ellos “descansa todo el andamiaje jurídico del orden público nacional e internacional”. Según la Corte, estos principios obligan a los Estados a eliminar de su legislación cualquier disposición discriminatoria. La Comisión sostiene que todas las personas tienen los mismos derechos y deberes sin distinción de sexo. Sólo es admisible alguna restricción si puede fundamentarse en una necesidad social imperiosa y si satisface “un interés público imperativo” de una sociedad democrática. La jerarquía católica pretende que esa institucionalidad supranacional, que la Constitución ha convertido en ley suprema, se subordine a sus propias reglas dictadas por el obispo de Roma."
Estamos ante una oportunidad histórica: consagrar el acceso igualitario a los derechos civiles por parte de la comunidad homosexual. En cambio, si el oscurantismo triunfa, el proyecto del matrimonio gay no podrá volver a ser tratado parlamentariamente hasta dentro de un año. En definitiva, el miércoles se resuelve esta lucha de poder iglesia vs. progreso.
Y para descontracturar, un videín
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